viernes, 3 de mayo de 2013

OCIO EN LAS PRISIONES


“Si somos capaces de reciclar el vidrio, el latón y el plástico, ¿no podemos reciclar al ser humano?”

Es muy común oír a la gente decir: “¡Anda, que no viven bien en la cárcel, pero si tienen de todo!”, pero eso no es cierto en absoluto, ya que una cosa es lo que lo que se da a entender de cara a la sociedad y otra la que sucede realmente en la prisión.

Las actividades de ocio que se promueven en las cárceles pueden servir tanto para ayudar a los presos a mantener la cabeza ocupada o simplemente tener una actividad en la que poder entretener y pasar el tiempo, como para servir como premio/castigo, es decir, una forma de mantener un tira y afloja con los presos para que cumplan las propias leyes internas de la prisión, teniendo así un aliciente para ello.

Los presos ya sea con el fin de pasar el tiempo o con el de premiar o castigar su actitud, tienen ciertas actividades de ocio como, un patio, gimnasio, competiciones de cualquier tipo de deporte, piscinas, etc. A parte de estas actividades, tienen acceso a estudios específicos para este tipo de personas para que así cuando salgan de la prisión puedan tener unos estudios a lo que agarrarse para poder salir adelante.

Las actividades realizadas por los presos no solo se rigen por las autoridades de la propia prisión, sino que muchas ONG, entran en prisión con el fin de llevar otras actividades diferentes a estas personas para que puedan acceder a otro tipo de actividades de ocio como pueden ser: obras de teatro, espectáculos de baile, juegos en grupo, etc.

Bajo mi punto de vista, ambas formas de acceder al ocio en las prisiones ya sea como forma de entretenimiento o como manera de mantener el orden (siempre y cuando no sea mediante la violencia), es una buena forma de que los presos se acerquen alguna manera a esa libertad que tenían fuera de la prisión y puedan así por tanto, pasar sus días en prisión de una manera diferente, sin olvidarnos nunca del fin último de la prisión como es la posible rehabilitación del propio preso.

Verónica Crecis Molina
2ºA-A1

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