martes, 7 de mayo de 2013

Cuando el desahucio llama a tu puerta...

Desahucio es la denominación que recibe el aviso de terminación de ciertos contratos de tracto sucesivo, tales como el arrendamiento y el contrato de trabajo.

En España, el término jurídico desahucio se utiliza cuando se procede a privar al inquilino de la posesión (uso del inmueble) mediante una resolución judicial por un incumplimiento del contrato de arrendamiento (falta de pago de la renta o cualquier otro incumplimiento contractual).
En ocasiones desahucio se utiliza como sinónimo de desalojo o de la indemnización por despido, dado que una orden judicial de desahucio tiene como finalidad el desalojo de los arrendatarios de una vivienda. En España, el término desahucio se utiliza para hacer referencia en exclusiva al desalojo de los inquilinos de una vivienda o local comercial por orden judicial.

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"En el año 2007, mi marido y yo compramos una casa por 237.000 euros. A los dos años, él se quedó en el paro. Al ser autónomo no tenía ninguna prestación. Yo estaba cobrando el subsidio y pagábamos 1.400 euros al mes de hipoteca. Fuimos a hablar con el banco y nos ofreció ampliar el préstamo. Durante dos años sólo pagaríamos 500 euros al mes, pero no leímos ni entendimos la letra pequeña. Ese dinero era sólo una parte del interés. El resto, 600 euros, se incrementaban al capital. Ahora debemos 260.000. A principios de este año mi marido y yo encontramos trabajo. Entre los dos ganamos 1.200 euros al mes y no podemos llegar a final de mes. Nos hemos gastado nuestros ahorros y los de nuestros padres. Hace cinco meses dejamos de pagar porque ya no podíamos. Hablamos con el banco y nos han propuesto muchas cosas pero no podemos aceptarlas. No queremos alargar la agonía. En unos meses ya no podremos seguir pagando. A mi marido se le termina el trabajo y yo estoy a las puertas de la calle porque donde trabajo no funciona muy bien. Hemos propuesto ladación al banco pero no la acepta, dice que sólo se hacen daciones a extranjeros con billete de vuelta a su país. Hemos hablado personalmente con el director de riesgos y no nos da una solución. También hemos enviado una carta a atención al cliente de la entidad ofreciendo nuestra casa, que es lo único que tenemos, pero ya han pasado dos meses y todavía estoy esperando su respuesta. Ya no sé qué hacer. Está todo en el juzgado y estamos esperando a que se celebre el juicio. Necesito ayuda".

A una persona le pueden quitar muchas cosas pero jamás se debiera permitir que le robaran la dignidad


Lucía Cuesta Romo
A1

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